viernes, 31 de julio de 2015

Ultimo sueño [Letras]

El destino ultimo de un mago, que después de innumerables peligros a través de los años, ahora se enfrentaba al mayor peligro de todos, el mismo.

Sentía el bamboleo del agua, había una espesa niebla y el cielo era uno negro sin luna. Este sueño era diferente a los demás... ¿O debería ser pesadilla? Me levanto para notar que me encontraba en un bote que se conducía con solo el impulso de la marea, hasta donde alcanzaba la vista solo se podía percibir la niebla sobre las tranquilas aguas. Mis ropajes estaban hechas jirones mientras que mi carne estaba llena de heridas apenas cicatrizadas ¿Me había hecho esto a mí mismo? Esto era lo que quedaba de mí, la obscuridad en mi interior luchaba por tomar el control, me había defendido de aquellas pesadillas, esos espectros auto creados a partir del deseo, ambiciones y sufrimiento. No sabía cuánto más podría soportar esto, no entendía... no quería entender como aquellos sentimientos habían tomado conciencia, como se habían vuelto tan reales, aunque lo que más me asustaba era que yo fuera la ilusión.

La soledad de mi espíritu se había convertido en una sombra doliente con lágrimas carmesí, rodeándose de alimañas que cobraban vida a través de sus sollozos, hambrientas por unir a los demás a las tinieblas a través de devorarles. Si no fuera por la memoria de una vieja amiga de mi juventud, aquella que me había dado aquel collar que seguía alrededor de mi cuello, la soledad me hubiera consumido, pero en su lugar se transformó en una sensación de serenidad y nostalgia. Las sombras se desvanecieron y un espectro había desaparecido tan rápido como había llegado, pero después de aquello, había encontrado gran paz en aquellos momentos donde antes solo había dolorosas añoranzas.

Durante mis viajes, buscando perfeccionar mis dones y superar mi aprendizaje, me encontré con la oportunidad de obtener grandes tesoros, no tenía realmente una razón para buscarlos más que el deseo de poseerlos y pronto mi codicia tomo voluntad propia en mis sueños. Para mí era simplemente una trampa, su apariencia era aparentemente inofensiva si no es que completamente invisible, un jardín de flores exóticas que adornaban decorados caminos de piedra y entre la tierra piezas de oro y piedras preciosas, pero en cuanto me di cuenta de lo que pasaba, se transformó en una siniestra marioneta de arena y piedra que era controlado por las plantas que crecían de un cráneo y cruzaban como venas por aquella cosa. Pero una vez expuesta la trampa, note lo inútil y triste de aquello, el frio golpeo el lugar con fuerza congelándole... aquella cosa seguiría dentro de mí, pero mientras no lo liberase, no podía hacer daño a nadie.

Todo era tranquilo en mi vida, pero guerras sin sentido se desataron una tras otra, había entrado al conflicto para ayudar a mis amigos, pero al pasar de los años, un día me desperté dándome cuenta que no conocía a nadie de los que peleaba a mi lado... todos mis amigos habían fallecido pero por alguna razón seguía peleando. Mi deseo de venganza era frio y calculador, un propósito desprovisto de los sentimientos menos racionales como la ira. Una maquina hecha con solo un propósito siniestro, exterminar a cualquiera que pareciera un enemigo, pero aun que su cuerpo de brillante metal no mostraba duda, su combustible era un corazón latiente que bombeaba el combustible para tan singular máquina. Al final escape dejando la guerra de lado, pero me enfrasque en una búsqueda frenética por probar mis habilidades, pronto termine buscando demonios y otras peligrosas aventuras para derrotarles en combate singular. Aquel espectro no pudo ser vencido, pero si averiarle, peleando contra sombras sin forma, en una lucha donde no existía fin.

Este debía ser otro sueño ya que no tenía sentido viajar en una barca como esta, pero tampoco podía recordar quedarme dormido, o donde me encontraba antes de estar aquí, algo más debió haber pasado ¿Pero qué? Mis ideas fueron interrumpidas por el chocar del bote con tierra, un pequeño puerto se veía enfrente como entrada a una isla vagamente familiar. Tenía que seguir, no había retorno y la única forma de encontrar una solución a mis demonios internos era recorrer sus tierras y vencerles ¿A dónde me dirigía? Sentía que algo se estaba repitiendo, un escalofrió de advertencia, pero no lograba recordar, tenía que seguir el camino tras la niebla.

Tenía que recordar, había visto un espectro más, uno que había sido diferente a todos los demás, uno que había surgido cuando más perdido me encontraba. En aquella visión me encontraba en un antiguo templo abandonado, tenía que ser una especie de templo, pero no podía identificar a la deidad que representaban las estatuas. Entre a un amplio salón el cual solo tenía un objeto que parecía brillar al otro extremo de la sala. Avance a paso firme mientras observaba a aquella misteriosa figura cambiar... a mi imagen. Aquella figura era yo, pero entre más cercas me encontraba más se distorsionaba, cadenas empezaron a rodearle mientras que las heridas de la guerra se abrían paso sobre su carne, aquel rostro demacrado me observaba con ojos de locura.

Las mismas cadenas que lo envolvían tomaron armas y sin dudarlo empezó su frenética embestida moviendo a mi torcida copia como un esclavo. Logre destruir las cadenas dejando indefenso al espectro que me miraba con una sonrisa torcida y sin que opusiera resistencia di un último golpe. Al caer al suelo me vi a mi mismo hacerme pedazos, explotando en cientos de fragmentos de vidrio cristalino que se insertaban como afiladas dagas en mí, cada una con imágenes de mis errores y fracasos. No podía contener la sangre mientras los fragmentos cavaban más profundo en mí, me había convertido en un espejo roto.


Ante aquel recuerdo un punzante suplicio revivió en mi cuerpo, la sensación fue tan repentina y tormentosa que termine en el suelo palpando aquellos fragmentos cristalinos aun en mí. Sabía que eso no era posible, que debía ser una ilusión, un dolor fantasmal que no podía más que sentirse tan real como cualquier otro pensamiento que pudiera tener en este sueño. No podía dejar que mi cordura se perdiera, tenía que aclarar mi mente, cerré los ojos y aun con el pesar trate de levantarme, de continuar. Cuando logre ponerme de pie el dolor desapareció dejando paso a un desconcertante entumecimiento, tenía que seguir.

La isla era silenciosa y el único ruido que había era el agua golpeando contra la orilla de la isla, algunas colinas se podían apenas percibir a través de la niebla. Ruinas olvidadas por el tiempo aparecían de entre la niebla como registros de antiguos días gloriosos, donde antes se encontraba la estatua de un dios solo se encontraban pies de roca y numerosas piedras de granito que habían perdido toda forma reconocible. Todo indicaba que este lugar fue importante en algún remoto pasado, no podía dejar de preguntarme por la gente que había construido este lugar y su aciago destino.

De entre la niebla pude ver una luz, esta provenía de unas ruinas mejor conservadas que las de los alrededores, podía ver a una silueta en esperándome. Mis ojos se llenaron de asombro al descubrir lo que se encontraba detrás de las brumas. Era yo mismo, pero al mismo tiempo diferente, era aquella persona que siempre había deseado ser, podía sentir su fuerza haciendo palidecer la propia. Dio una reverencia y me miro directo a los ojos, sabía que era parte de mí, con solo mirarme me dijo todo lo que necesitaba saber... mi vanidad, mi deseo de poder y la ausencia de la moral, todo lo que alguna vez pensé que me detenía él lo tenía ausente.

Sabía que no podría derrotar a aquel espectro, en el mejor de los casos, todo quedaría en un cruel empate, aun así no podía simplemente rendirme aun sabiendo que no podía ganar. Sabía que él no era el camino, que el poder sin propósito era vacío. Me guiaba el deseo de una vida que pudiera terminar con felicidad y tranquilidad. Había cometido muchos errores en la vida, estaba perdiendo el control, pero por una vez tenía que admitir que aquellos espectros siempre habían sido parte de mí, no podrían dejar de serlo. Solo espero que cuando despierte, cuando toda esta confusión termine, haya hecho la elección correcta.


Que la humildad sea la luz que me guié por mi propia obscuridad mientras que la esperanza me permita no flaquear en mi decisión. Una vida de tranquilidad, libre de arrepentimiento.

Por: Yosefat Nava Alemán

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