Capítulo 1: Llegada.
Esta frió, oscuro y vacío, estoy flotando en la nada, espero, ¿Que espero?, ¿Cuál es mi razón de existir? Siento que alguien me llama ¿Eres tú? Déjame sentir tus ideas.
Ya veo, esperare hasta ese momento; y así espere, pudieron ser segundos, días, milenios, una eternidad, pero no importa, el tiempo no es real, y si lo es, aun no existía.
Ahora floto en una especie de substancia obscura, la siento familiar, está hecho de mí, yo de ella, aún hay obscuridad, pero existe un punto, un punto en la eterna obscuridad donde la materia es extraña y existe algo llamado luz, ¿Qué?, claro, si es lo que piensas que deseas, iré.
Ya veo, entonces si es tu idea, iré, dejare esta forma, observare, aprenderé, buscare y reconoceré la forma que necesite en ese mundo.
En ese momento empezó mi viaje, caí en aquel lugar extraño sintiendo partículas chocar contra mi creando pequeños destellos centelleantes para luego todo transformarse en una nube de polvo.
Un disco dorado se desplazaba sobre mí, dando luz a este mundo hasta ocultarse. Un disco de plata aparecía, reflejando la luz del disco dorado, más tenue pero iluminando este extraño lugar en su ausencia.
Observe, había algo nuevo, estructuras pequeñas que crecían, moviéndose al cielo y replicarse, vivían en la tierra, obteniendo energía del disco dorado mientras peleaban entre sí por cubrir el panorama.
Era la forma ideal. Me extendí por la tierra clavándome más profundo cada vez para luego extenderme hacia el cielo, cada extensión se dividió en otras más cada vez más delgadas para terminar en formas planas.
Emulaba su forma pero mi estructura era completamente ajena, obscura y plana. Pronto el disco dorado empezó a cargarme de energía.
Por: Yosefat Nava Alemán
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